12 de enero de 2012

Análisis de Noticia: Castración química a reos con condena de violación

“La vida sexual constituye   un factor considerable en la existencia individual y social y determina un poderoso impulso para el despliegue de fuerzas, adquisición de la propiedad, constitución del hogar y despertar sentimientos altruistas…” P. Janet
Sin embargo, estas fuerzas, al no ser controladas, ya sea por patrones de crianza o patologías psiquiátricas, pueden transformar a un hombre en monstruo.
En una sociedad cada vez más violenta, los delitos sexuales van en aumento día a día, pero las condenas tienden a ser laxas y el grado de reincidencia no es menor, alcanzando un 70% aprox.
La castración química se presenta como una alternativa viable a un problema social en el estado de Cataluña, que involucra dos partes: víctima y victimario. Por un lado, se pretende disminuir la reincidencia de delitos sexuales (protegiendo de esta manera a sus víctimas) y por otro lado, reinsertar de manera segura y eficaz a los convictos dentro de la sociedad. Lo importante, dentro del segundo punto, es cuán efectiva es la reinserción.
Si nos basamos en los principios bioéticos para analizar este procedimiento, fundamentaremos lo siguiente:
•    Autonomía: Se respeta la autonomía de quien será castrado, ya que es un procedimiento voluntario en donde solo él tomará la decisión de someterse a un tratamiento farmacológico que disminuya su líbido.
•    Beneficencia: Se busca hacer un bien a la sociedad y a la persona en sí, inhibiendo el apetito sexual y previniendo su reincidencia.
•    No maleficencia: Tomado desde el punto de vista del afectado, se verá apoyado en todo momento por psicólogos que le ayudarán a pasar por los momentos de crisis que le generará la disminución del apetito sexual, no generando daño, físico ni psicológico en ningún momento de manera intencional.
•    Justicia: Si están los medios para lograr disminuir la líbido y controlar así los impulsos que los llevan a la deprivación de su libertad, entonces se deben hacer los esfuerzos necesarios para garantizar tanto a víctima como victimario, la seguridad y apoyos requeridos.

Como reflexión grupal, creemos que, si bien la castración química es una buena idea, se debería aplicar de manera obligatoria a todos los reos convictos por delitos sexuales que pronto sean liberados, dándole al tratamiento la connotación de una especie de sentencia, donde se haga un seguimiento a quienes se libera y deban volver periódicamente por sus dosificaciones para ser controlados. De no cumplir, se les sanciona con tiempo en la cárcel.
Además, la castración química por si misma no es suficiente, ya que muchos violadores son incluso sociópatas. Por esto, un control permanente con un equipo de salud mental se hace fundamental, ya que podría no haber adherencia al tratamiento es ente tipo de personas.
Por último, apoyar con terapia psiquiátrica a las familias, tanto de victimas como victimarios, para lograr una reinserción efectiva en los primeros, y un entendimiento efectivo en los segundos.